Camelia japonica

Originariamente Linneo separó la especie Camellia en dos géneros: Camellia y Thea. A mediados del siglo XX, J.Robert Saley agrupó estos dos géneros en uno. Está incluido en la familia Theaceae y actualmente pertenecen al género Camellia más de 200 especies. El nombre se lo puso Linneo en honor de G.J.Kamel (1661-1706) farmacéutico jesuita que recolectó plantas en Filipinas.

El género es nativo de Asia Oriental. El 90% de las especies conocidas actualmente procede de China. Está ampliamente distribuída por China, Japón, Corea, Vietnam, Laos, Camboya, Thailandia, islas Formosa, Birmania, Borneo, Sumatra, Java.

Se introdujo en Europa en el siglo XVllI, y se cree que llegó a Portugal antes que a Inglaterra, y de allí se difundió su cultivo a España, sobre todo a Galicia, donde su presencia se remonta a principios de 1800. En el siglo XIX llegó a Australia desde lnglaterra. Actualmente se cultiva también en Estados Unidos y Nueva Zelanda.

La planta es un arbusto o arbolillo de crecimiento lento de 5-10m. de aItura, perennifolio, muy ramificado, con ramas grisáceas y ramillos pardo-amarillentos. La forma de la planta es muy variable, desde compacta y recta, hasta abierta y esparcida.

Las hojas son pecioladas, ovales, con el haz verde oscuro y el envés más pálido, gruesas y con el borde dentado. El tamaño oscila entre 5-11 cm. de largo y 2,5 – 6 cm de ancho, pero varía de unos cultivares a otros, y podemos encontrar hojas más pequeñas en las sasanquas, y otras hasta dos o tres veces más grandes del tamaño normal. La forma también es muy variable, algunas son largas y estrechas, otras puntiagudas, otras más redondeadas, e incluso algunos cultivares tienen hojas variegadas.

Las flores son terminales, solitarias o en parejas, de tamaño variable entre 3 y 10 cm. de diámetro. Las plantas silvestres tienen 5 – 7 pétalos soldados en la base y escotados en el ápice, pero en las variedades “Alba Plena” cultivadas, la cantidad de pétalos puede ser superior. El color también varía desde el blanco más puro hasta el rojo más rabioso, pasando por todas las tonalidades de rosa y rojo. Los filamentos de Ios estambres están soldados entre ellos, formando un tubo. Tienen gineceo con ovario glabro y estiIo trífido. La forma de las flores puede ser sencilla, semidoble, anémona, peonía, doble incompleta o forma de rosa, y doble formal o informal.

El fruto es seco y sólo aparecen variedades con flores simples o semidobles con carpelos fértiles, en cápsulas esféricas de unos 3 cm, bi o trilobulado, con una o dos semillas por cavidad.

Cultivo de C. japonica

Condiciones climáticas

Es propia de climas templados y húmedos, con lluvias abundantes. Crece mejor a la sombra y abrigo de árboles más altos, que la protegen del exceso de soI y del viento. El tiempo frío (dentro de unos limites) intensifica el color y mejora la calidad de la flor, mientras que las temperaturas eIevadas y la baja humedad provocan pérdida de color, y pueden ocasionar graves daños en la planta. El tipo de sueIo en eI que crece es fundamental para el buen desarrollo de la planta. Necesita suelos ácidos, pH entre 5,5 y 7, ricos en materia orgánica, bien drenados y con buena retención de humedad.

Fertilización

En el momento de plantar la camelia es conveniente mezclar perfectamente dos o tres puñados de un fertilizante complejo en el hoyo de plantación.

Debe abonarse en marzo, después de la floración, cuando Ios brotes están en crecimiento, con un aporte superficial de abono orgánico.

También puede aplicarse moderadamente un abono líquido solubIe cada 6- 8 semanas a lo largo de todo el año, reduciéndolo durante la parada vegetativa, es decir, durante la floración.

Riego

Es fundamental que la cameIia disponga de abundante agua, sobre todo durante Ia época de floración, ya que Ia escasez de ésta puede afectar a la adecuada apertura de los capullos; y durante la formación de los nuevos brotes.

Es importante que la planta tenga una humedad constante, evitando eI encharcamiento, por Io que eI terreno debe tener un buen drenaje.

Además, deben evitarse los períodos de sequía proIongados, sobre todo en la estación estival.

Poda

La camelia japónica no necesita una poda anual, aunque responde muy bien a ella, y es necesaria cuando se quiere hacer la planta más compacta y arbustiva, o para darIe una determinada forma. En este caso debe realizarse durante eI periodo vegetativo, en la época de floración, y antes de que empiecen afirmarse Ios nuevos brotes. Además es conveniente cortar los chupones que no producen flor y suelen aparecer en el interior de plantas antiguas; de esta manera se reservan las energías para los brotes productivos de la planta.

Raleo de capullos

La mayoría de los cultivares de camelia japonica producen más de un capullo por yema floral, y en algunos casos más capullos de los que pueden abrir adecuadamente, y puede ser necesario un raleo, sobre todo cuando lo que interesa son flores de mayor tamaño y calidad, y no mucha cantidad de flores. En algunas variedades el raleo se produce de forma natural, y los capullos se caen solos antes de la floración. Si es necesario realizarlo manualmente, debemos dejar uno o dos capullos al final de cada rama, y un capullo floral cada 10 cm. aproximadamente a lo largo del tallo.

Estaquillas

Pueden ser de hoja, de brotes terminales, de tallo o de raíz. Las más comunes son las de brotes terminales o de tallo. Se cortan esquejes en los que se dejan una o dos hojas superiores, se corta en bisel el extremo inferior, bajo una yema, y se plantan sobre un sustrato con buen drenaje (por ejemplo arena o una mezcla de perlita y turba en proporción 2: 1 ). Es indispensable el riego para mantener una humedad relativamente alta, pero evitando el encharcamiento. Dependiendo de la variedad tardará más o menos en enraizar.

Propagación de semillas

Están contenidas en vainas de diferente tamaño y color, que se abren entre verano y otoño, dejando libres las semillas. Deben ponerse a germinar antes de que la cubierta exterior de las semillas se endurezca, o guardarse en un recipiente hermético en nevera (entre 3 y 5ºC de temperatura). En caso de que se guarden, deben ponerse en remojo unas 36 horas antes de sembrar. Se siembran en cajones y se cambian a macetas individuales cuando tienen 3 – 6 hojas, pinzando el extremo deI tallo y la punta de la raíz principal. Al poco tiempo debe abonarse con N – P- K ( 5- 2- 2 ó 5-1-1). Las plantas de semilla tardan entre 3 y 8 años en florecer.

Acodo

Consiste en enraizar un tallo que se mantiene unido a la planta madre. Puede ser aéreo, o bajo.

Cultivo in vitro

Es el método más costoso de todos. Se basa en la capacidad que tiene una célula vegetal aislada de generar una planta completa; se realiza en unas condiciones muy concretas, y se utiliza para la obtención de plantas libres de virus, para programas de mejora genética e hibridaciones.

Injerto

Consiste en unir dos plantas diferentes para que crezcan juntas, un patrón o portainjerto que aporta el sistema radicular y el soporte, y el injerto o variedad que aporta la parte aérea. Ambas partes modifican sus características naturales.

Es importante mantener unas condiciones de temperatura, humedad y oxígeno adecuadas para que el injerto se realice con éxito. El injerto puede ser de aproximación, de hendidura o tachado, de escudete, de estaquilla, de cotiledón o semilla.

Variedades

Algunos autores dicen que son más de 3. 000 las variedades de C. japonica existentes en todo el mundo, debido a la facilidad que tienen de mutación, hibridación entre ellas y formación de sports. En Galicia podemos encontrar cientos de variedades, ya que en la zona noroeste de la PenínsuIa lbérica se dan unas condiciones edafoclimáticas excelentes para el crecimiento de estas plantas, que están repartidas por Ios jardines y parques de Galicia y norte de Portugal.

Algunos de los cultivares más conocidos de Camelia japonica son “Alba Plena”, “Bob’s Tinsie”, “Chandleri”, “Ciudad de Vigo, “Compacta Alba”, “Contessa Lavinia Magi”, “Dahlonega”, “Debutante”, “Dona Herzilia de Freitas Magalhaes”, “Elegans”, “Eugenia de Montijo”, “Grandiflora Alba”, “Guest of Honor”, “Guilio Nuccio”, “Hagaromo”, “Happy Holidays” , “Hawai”, “Kramer’s Supreme”, “Nuccio’s Gem”, “Oranda-Ko”, “Triumphans”, etc.

Entre las camelias japónicas hay que hablar de la variedad higo, que deben su nombre a la provincia japonesa de Kumamoto, antiguamente Higo, de la que son originarias. No constituyen una especie separada como mucha gente piensa, sino un grupo muy característico de cuItivares de C. japonica. Se distinguen fácilmente porque sus flores son sencillas (excepto la semi-doble ‘Shokkó-nishiki ‘), con un gran haz de estambres central, y no más de 9 pétalos.

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